Miedo, lluvia y amor

Lluvia, un fenómeno natural que ocurre en temporadas o estaciones anuales y a veces en ocasiones se manifiesta en forma de bendición o milagro, pero ¿Qué pasa cuándo representa un peligro? o ¿cuándo se convierte en un símbolo de amor?
Esto es una anécdota mía.

Primero un poco de historia,vivo en Coro - Estado Falcón (Venezuela) Ciudad caracterizada por su arquitectura colonial conservada, lo que la lleva a ser Patrimonio cultural de la humanidad.


Cuando niño, mi hogar era en una casa colonial, paredes de barro, techo de barro con algunas bigas de madera y tejas, ventanas de hierro y puertas de madera. Era una arquitectura parecida a la siguiente:


Por lo general estas casas fueron construidas en el siglo XX (o a finales) ya que donde vivíamos era algo más híbrida por tener una sección hecha de bloques normales y techo de asbesto. En fin.
Por causas de las lluvias el deterioro era evidente, causando que secciones de la casa colapsaran o derrumbaran en tiempos que las lluvias eran fuertes y constantes.
Por esa razón el viento frió y olor a humedad que caracteriza la venida de la lluvia me causaba pavor, porque siempre temía que alguna desgracia nos alcanzara. 
Si algo aprendí de ese miedo y de la fuerza de la naturaleza es que si algo puede salir mal, efectivamente saldrá mal en su debido momento.
Cada noche lluviosa era de lo mas oscuro para mi, ver como los demás tenían que drenar el agua o como el techo abombado por el agua aumentaba su volumen amenazando en derrumbarse, me causaba un miedo descomunal, prefería ser de los que temen a los monstruos bajo la cama, pero no fui de esos, era de los que era acorralado por la realidad al recordar lo que sufrieron algunos en  la tragedia de Vargas en 1999.

Solo tenia 11 años cuando lo que más me aterraba ocurrió, la mañana del 5 de febrero del 2005 una fuerte vaguada que duro unos 9 días aproximados hizo que la estructura colonial cediera, causando asi que esa parte de la casa se viniera al suelo, dejándonos en la intemperie.
Los días se volvieron mas duros, ir a clases se sentía terrible, fue como llevar la vida al desnudo, las personas se nos acercaban mas para curiosear que para tender la mano, si para mi la vida se había convertido en un reto, no me imagino lo olímpico que resulto ser para mis padres, la constante búsqueda de apoyo y posibles soluciones que en ese entonces requeríamos era lo primordial en esos momentos.
Tuve que vivir una temporada como de 4 meses donde todo eran preguntas incomodas de todos hacia mi, en ese lapso de tiempo se pudo solventar con un préstamo que recibió mi madre en su trabajo.

Algo en mi había cambiado, mi carácter luego de ese suceso era diferente, de cierto modo me había hecho madurar un poco, no volví a ver nunca más la lluvia con motivos de miedo, si no más bien con algún sentido de respeto, cuando salía a la calle a jugar bajo ella, no recordaba lo que me había quitado, si no lo que me había brindado. Paciencia, humildad (cosa que comprendí tiempo después), madurez.

Años más tarde (En 2016) el año que considero empecé a reinventarme por otras cosas que sucedieron dentro de mi vida, me ocurrió algo peculiar, conocí a una chica cristiana que me atrapó mucho, nos volvimos muy unidos y tuvimos una especie de romance que fue fugaz pero que no le quita lo especial que fue, en varias ocasiones (a finales de ese año) compartimos unas caminatas bajo la lluvia, que sin duda estuvieron cargadas de conversaciones y sentimientos, cosa que me hizo añadirle algo mas a mi forma de ver la lluvia caer, fue un sentimiento... Amor.
Ella una vez me respondió diciéndome con respecto a ese sentimiento 

"A veces se guardan objetos que son de valor por motivo a un recuerdo, que pueden tender a perderse o deteriorarse. La lluvia representa uno de los mejores y mas lindos recuerdos que tengo y lo mejor es que no se pierde ni se deteriora"
 
¡Seguro que concorde con ella! Para mi este fenómeno se ha vuelto una señal de reinicio, de lucha, purificación y muchas cosas mas, logro sonreír al ver caer cada gota, disfruto el contacto frió y refrescante, sin duda cada experiencia nos deja un aprendizaje positivo, solo hay que ser valientes para revelarlo.

Que leer:
Aquí y ahora 

Eres débil 

Morir, Aprender y Ascender 

Lo siento mi amor





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