Solo mira el cielo parte 4 - Invitada especial

     Cuando escribí "Solo mira el cielo 3" Sinceramente pensé que se cerraba un ciclo y así fue, pero ahora que han venido invitados especiales a mi blog, las cosas buenas siguen creciendo. Hoy Divianny Celeste nos deleita con una historia perfecta para continuar con -Solo mira el cielo-


Una noche, a eso de las 10:00 pm aproximadamente doy una vuelta por la casa, para asegurarme de que todo está en orden, entonces me asomo al cuarto de Leo, y curiosamente estaba despierto, pero lo que llamo mi atención es que estaba hipnotizado viendo por la ventana, entro, y estaba fijo, contemplando la luna.

-Esta hermosa, ¿verdad?- Me pregunta sin quitar la mirada de ella. 

-Si… Como siempre lo ha estado- Le respondí, sin dejar de mirarlo a él.

Se parece tanto a su mamá.

Suspiro.

-¿Por qué no estas dormido aun? Ya es tarde- Le dije.

-No podía dormir papá, pero vine aquí para ver a la luna, hasta que me diera sueño- Respondió.

-Ven acá, te contare una historia- Dije mientras le hacía un espacio en la cama.

El entra, se acomoda, y me mira ansioso de que comience el cuento.

-¿Sabías que la luna tiene muchas historias?- Le pregunté.

El solo negó con la cabeza.

-Hay muchísimas, pero hay una en especial que siempre me va a gustar, es de la niña que se enamoró de la luna.- Entonces el me interrumpe.

-¿La niña que se enamoró de la luna? ¿Cómo es eso?-

Sonrió

-Bueno, hubo una vez una niña enamorada de la luna. Esto, para muchos de nosotros no significará nada, era algo insignificante, pero en el pueblo donde vivía la niña era un hecho sin precedentes que además estaba muy mal visto, era lo peor que podía alguien hacer.

Al principio, cuando era pequeña se tomaba horas y horas por las noches contemplando a la luna, como hipnotizada, así como tú. Cuando la miraba podía sentir algo que retumbaba en su interior, y podía oír un mágico canto con el que se dormía todas las noches. Su madre creía que la niña se metía pronto en la cama y se dormía-

-¿Era así como yo?- me volvió a interrumpir.

-Si hijo, muy parecido a ti… Entonces,  un día la mamá al entrar en su habitación creyendo que estaría ya acostada, la encontró junto a la ventana mirando a su amor. Su madre le pregunto ¿qué hacía allí?, pues debería estar durmiendo ya porque la mañana siguiente tenía que ir al colegio. La inocencia de la niña le llevó a responder con total sinceridad: "Me gusta mirarla, estoy enamorada de la luna mami." La madre no podía creer lo que oía, pues para ella eso era un acto atroz. Nunca se pudo imaginar que la niña que había salido de su vientre le estuviese diciendo semejante barbaridad, así que trató de ser tajante, y hasta un poco controladora: "Las niñas no se enamoran de la luna", respondió con fuerza. “Lo que les gusta a las niñas es el sol. Piensa en la suavidad con que extiende sus rayos sobre tí. El calor que te transmite en cada caricia. Cosas como esas son las que nos gustan a las niñas. O también te puede gustar las estrellas, ¿pero la luna? Bueno, bueno… Es normal que no sepas lo que quieres, después de todo sólo eres una niña, pero yo haré de ti toda una dama. Y a las damas no les gusta la luna, así que a partir de mañana dormirás en el sótano".

La niña no comprendía la reacción de su madre. Pero entendió que posiblemente tuviese razón, pues era su mamá, y la vida le había aportado una mayor experiencia. Se hizo mayor sin apenas poder ver a la luna, pero esto no acabó con su sentimiento, sino que lo volvió más fuerte e intenso. Aunque no pudiese verla, la sentía a su lado cada noche, y se sentía enormemente unida a ella.

Un día le dijo a su madre que ella quería volver a ver a la luna. Su madre sorprendida pensó que el duro trabajo de años había sido efectivo, pero no, así que le dio una fuerte paliza. No comprendía porque su mamá se interponía y tampoco porque se creía con el poder de decidir en sus sentimientos, por mucho que la hubiese llevado dentro durante nueve meses. La niña, que ya era toda una señorita, aquella vez no se quedó callada. La discusión subió en intensidad. La jovencita, amenazó a su madre con irse de casa si no podía ver a la luna.

La madre murmuró dándole la espalda "no puedo permitir que una enamorada de la luna viva bajo mi mismo techo”, ¡wow! Eso fue un golpe bastante duro hasta para la misma madre, ya que ni ella misma lo quería decir, y pensaba que su hija no le habría oído, pero no, la joven si la escucho, perfectamente, y fue así como pudo sentir dolor por primera vez, ni siquiera lo sintió cuando la alejaron de su amor, sino fue su propia madre quien le causaba eso, fue una puñalada de frente. La madre no pudo evitar derramar una lagrima cuando la hija cerró la puerta de su cuarto.

La niña buscó trabajo en el pueblo, y consiguió en una casa a las afueras, lejos de su madre, estaba cómoda en su trabajo, y por las noches podía disfrutar de su amor; a luna, sólo ellas dos. Aunque a veces no podía evitar el miedo a un día ser descubierta.

 

Una noche, mientras admiraba su extraordinaria belleza, algo llevó su mirada hacia la calle, y se encontró con otro joven, que también la admiraba, ella en vez de sentir celos, se sintió tan feliz que días después busco hablarle, entonces fue así como se hicieron amigos, él era unos años mayor que ella, pero aun así su amistad fue tan inocente como la de unos niños de 6 años. Con el tiempo, ellos se enamoraron, y se casaron. Como todos, quisieron formar su familia, pero al parecer todo intento que hacía era en vano, no podían concebir un bebé. La niña, una noche, en medio de sus sollozos mientras su esposo dormía, se levanta de la cama y se dirige a la ventana, al verla, se le salen las lágrimas y dice: Sé que debes estar celosa, pero tú eres mi amor más grande, siempre será así, pero debes entender que no podemos estar juntas. Entonces nuevamente, esa música y esa calma que le daba la luna había vuelto, ella, luego de unos minutos observándola toda idiotizada, sonríe, y le dice nuevamente “entonces así será”.

Nueve meses después se encontraba dando a luz a su primer y único hijo, su esposo, nervioso y feliz la lleva de la mano mientras ella va en la camilla para entrar al quirógrafo, y le dice “Estas hermosa mi amor, nos veremos pronto” y ella dentro de su dolor por las contracciones le sonríe cálidamente. El, luego entra al quirófano para darle apoyo en el parto. Después de una larga hora, al fin nace su hijo, ella pide verlo, y junto a él, lo admiran, era lo más hermoso que habían visto en su vida, y lo habían creado juntos, con el amor más puro que podía existir en el universo. Entonces ella comienza a llorar y él le pregunta ¿Por qué lloraba? Ella no dejaba de mirar ni acariciar la carita de su hijo, quien, raramente tenía los ojos medio abiertos, la observaba como quien mira algo extraordinario, entonces luego de unos segundos ella sonríe y le dice: El, es tu papá, él, es el hombre y la mejor persona que podrás conocer, él te va a cuidar, te va a apoyar en todo, siempre estará contigo, nunca estarás solo, y sobre todo, él te va amar hasta el fin de sus días. Su esposo no entendía, pero le conmovía la escena, el, toma al bebe en sus brazos, y comienza a observarle, entonces, nota una marca que tenía el niño, no lo podía creer. Al levantar la mirada ella solo tuvo la oportunidad de decirle: "Me voy a su lado". El hombre entro en pánico, comenzó a llamar a todos, a pedir ayuda, a llorar, le quitan al bebe de sus brazos, y todo se volvió un caos y muy triste. Ella, la niña, su esposa, había fallecido, el hombre desconsolado una noche mira al cielo buscando alguna respuesta, lo curioso de todo es que la encuentra, su esposa estaba al lado de su amor; la luna, eso fue lo que le quiso decir antes de irse. El, comprendió todo, y solo sonrió, aun lleno de tristeza, pero sabía que su gran amor (hablo de la niña) estaba con su primer amor; la luna, al fin podían estar juntas en el firmamento, siendo perfectas, y eternas.

Leo me mira asombrado, pero noto su mirada curiosa.

-Papá… pero, ¿Cuál era la marca? ¿Cuál era el nombre del niño?

Sonreí, este niño me sorprende cada día.

-Tiene una marca de luna creciente, detrás de la oreja…-Dije.

El, se sorprende aún más.

-Papá…- Dice, pero inmediatamente le interrumpo – Y ese niño se llama Leo.

Entonces fue así como al fin pudo saber la verdad, y el porqué de su admiración hacia la Luna, ahora sabia donde estaba su mamá, ahora sabia lo perfecta que ella era y será siempre.


Fenomenal ¿No creen? 

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